Vistas de página en total

1 de marzo de 2023

EL ESPIGÜETE

 Miedo, o respeto, o las dos cosas.

El Espigüete. Montaña Palentina. Cardaño
16 junio 2019 (desde la subida a la Peña del Tejo)

El Espigüete es una de las cimas más altas de la Montaña Palentina, en las estribaciones de la Cordillera Cantábrica. 2.450 metros sobre el nivel del mar. Su figura es imponente. Bella, atractiva, e imponente.

¿que si estaba mirau? mirau y requetemirau, por los cuatro costaus y más, se le ve desde casi cualquier parte

28 julio 2021 desde el Collado de Arra


foto panel ruta Cascada de Mazobre

16 julio 2022 desde las cascadas de Mazobre

21 agosto 2021 desde Peña María

08 agosto 2020 desde el Alto de la Casilla


10 septiembre 2017 desde Peña Redonda

17 septiembre 2017 desde el Pico del Fraile

10 agosto 2019 desde el Pico Murcia

15 junio 2019 desde la Peña Santa Lucía

16 junio 2019 desde la Peña del Tejo

foto guía de rutas


Y llegó el día: 28 de julio de 2022, 
desde Cardaño de Abajo, por la pedrera de la cara sur, sin mucho convencimiento y después de mucho dudar si no sería mejor intentarlo por la arista este.


por dudar... yo ya dudaba hasta de mi sombra

"Vais tarde" nos dijo una señora del pueblo, "ya hace horas que subieron unos cuantos". Cierto, lo habitual es empezar primero, para que no te pillen las horas de más calor en los tramos de mayor esfuerzo y porque la gente tiene prisa en llegar los primeros, tocar taina y bajar corriendo con el trofeo de la foto en la cima. Nosotros no. Ni siquiera estábamos convencidos de llegar. Según lo viéramos,


Conocemos la primera parte. Recuerdo como la pista se irá haciendo larga, larga e interminable y recuerdo también cómo, a la vuelta, se nos va a hacer más larga todavía. Esta vez vamos mirando la montaña, tratando de adivinar por dónde exactamente discurren los senderos hacia la cima. parece, tal vez lo es, una locura...


Atrás va quedando el embalse de Camporredondo. Ha sido un año mucho seco. Esta casi vacío. Yo aún  no tengo muy claro lo de llegar arriba. Quiero y no quiero.


Hace calor y se agradecen las zonas de sombra. Enseguida se acabarán, la pista empezará a girar rodeando la base de la montaña y las cuestas se harán más pindias, sin árboles, sin sombra, con el gigante de piedra a un lado, vigilante, esperando...


Visto así no parece tan fiero. Claro que a medida que te acercas se ve diferente. Aún queda mucho camino por delante. Vamos hablando. Yo sigo pensando en la arista Este, mi compañero se decanta más por la pedrera Sur. Es más segura, dice. Hemos visto vídeos, por la arista hay que hacer algunas trepadas y destrepadas que imponen un poco, o bastante. Por la Sur, es una pedrera, la altura es considerable y las piedras resbalan. Hay un vídeo de una familia que sube por la pedrera con niños. Me hago mayor, pienso, qué padres más inconscientes o qué niños más valientes. O qué inútil soy. No sé... supongo que es cuestión de experiencia y preparación, a lo que uno se acostumbre...


Vemos los primeros hitos, fuera de pista. Es una opción, un atajo. Hay que llegar hasta aquel collado donde empieza la piedra. No lo tomamos. Quizá a la vuelta. Preferimos seguir por la pista, sabemos que más arriba, en una curva, encontraremos otros hitos que nos llevarán al mismo lado. Y así yo retraso el momento...aún no sé....


El atajo que hemos dejado atrás atraviesa la ladera por ahí, por alguna parte. Nosotros seguimos por la pista, con sus curvas y sus repechos, que va tomando altura progresivamente. Hace dos años subimos por aquí hasta el Alto de la Casilla. Fue el año en que apareció el covid, en 2020, cuando ese virus nos tuvo confinados tanto tiempo. Se veía tan cerca...que daban ganas de subirlo. El año anterior, en 2019, estábamos preparados, lo teníamos en mente, de no ser por el parón de los confinamientos, seguramente lo hubiéramos intentado. Ese año habíamos subido el Murcia, la Peña del Tejo y el coto Blanco, y hasta el Curavacas en 2018, que cada vez que lo veo no sé ni cómo pudimos hacerlo; se puede decir que "lo teníamos rodeado", viéndolo desde cada cima, esperando el momento de decidirnos.


Una mirada al embalse que va quedando más abajo. Enseguida llegaremos al punto en que dejamos la pista


El desvío está cerca y mi compañero se adelanta. Siempre lo hace cuando intuye mis dudas. Tiene ganas de subirlo y teme que yo me quiera echar atrás. A veces es al revés... nos compaginamos, compensamos el potencial o las carencias el uno del otro. Hoy tiro yo de ti y mañana tu de mi...Hacemos buen equipo.
Yo protesto, pero me río, en el fondo sé que le da tanto miedo o más que a mi. Sí, si que te voy a seguir. Luego me seguirás tu a mi... 


Subiendo por la loma la montaña parece más pequeñita. Nos acercamos a la pedrera, ahí es donde empieza la verdadera subida, que parece que ya estamos, pero aun queda un tramo hasta sus pies.


Vuelvo la vista atrás como hago siempre, como seguiré haciendo. Se ve parte de la pista. Cuando miras hacia delante solo ves lo que te falta, cuando miras hacia atrás ves el camino recorrido. Y compensa. 


No se ve igual desde arriba que desde abajo. Parece fácil, menos inclinado que desde más abajo....hasta que estás en la pedrera..


Se irá complicando a medida que subimos. Es lento y laborioso. Si miras adelante, nunca se acaba, si miras atrás ves el progreso. 



Mira lo que quieras que te va a dar igual. Esto va a ser muy largo. Y arriba se empina más.




A lo lejos hemos visto subiendo a alguien por el otro lado de la pedrera, nosotros nos hemos orillado hacia la pared. Da un poco más de seguridad. Intenté ir hacia el sendero del centro, pero me bloqueé, las piedras son más pequeñas y resbalan más, el agarre de la suela es insuficiente y prefiero las grandes. Además la pared te permite en algunos tramos agarrarte con las manos. Se hace interminable.


Parece que llegamos, pero siempre falta más



Y parecía que ya estábamos... y aún quedaba



El otro sendero va por el medio de ese plano. Demasiado inclinado, con piedritas muy trilladas y con poco agarre a pesar de los zig-zag. Después de los confinamientos por el covid, yo había tenido un problemilla con la vista, la operación en un ojo me causó varios trastornos, entre ellos la descompesación entre lo que veía con el uno y con el otro. Tenía que concentrarme mucho para establecer bien la distancia con el suelo. Eso me provocaba una inseguridad para dar los pasos que antes no tenía. Me iba recuperando poco a poco y el Espigüete supuso para mi todo un reto en ese sentido, sobre todo al bajar.


A por los últimos metros...? Ya han pasado casi tres horas desde que comenzamos, que sí, que somos lentos y avanzamos despacio, que otros lo harán más rápido, pero somos nosotros, y lo estamos haciendo, y aunque parezca que falta poco, aún nos quedará cerca de una hora hasta alcanzar la cima.


El día es estupendo y las vistas al embalse siempre reconfortan. Yo sigo pensando en la arista Este. Cierto que no deja de ser una arista, con caída a ambos lados, y que tiene trepadas y destrepadas, pero como le dije a mi compañero, yo creo que también se progresa más rápido. Cada escalón o trepada te sitúa unos metros más arriba, mientras que en la pedrera cada dos pasos bajas uno


y miras hacia abajo y ¡vaya que si lo piensas! que luego hay que bajar...


ahora si que si, ahí está, se acabó la subida, unos pasos más por esa pequeña arista y a por lo que más deseábamos en esos momentos: sentarnos a comer el bocata allí arriba, seguros, sanos y salvos, y descansar, que nos lo hemos ganado.


En la colladina del medio es el momento de mirar al otro lado. Todas esas montañas que en su mayoría ya conocemos y desde las que tantas veces vimos asomar al Espigüete. Ahora las vemos desde aquí.
El cansancio ha desaparecido por arte de magia. La magia de la montaña.


Aquí nos encontramos con uno que venía de la arista Este. Nos preguntó por la bajada de la canal Norte. Le comentamos que la canal Norte debía empezar aquí. Lo sabíamos porque lo habíamos visto muchas veces desde abajo, desde la senda de la cascada del Mazobre, que está justo ahí debajo y que también podía bajar la pedrera Sur, que es la que habíamos subido nosotros. "Ni hablar, por la pedrera si que no bajo, ya lo hice una vez y es un infierno" nos respondió sin dudar, y pabajo que se fue por la norte.


El Espigüete tiene dos cimas, en circunstancias normales no subes a una y te dejas la otra. De esa vendríamos si hubiéramos subido por la arista Este, pero no fue el caso. Subimos por la pedrera Sur, tardamos unas cuatro horas y media en subir y sabíamos que la bajada no iba a ser menos dura que la subida y llevaría su tiempo. Nos dimos por satisfechos con haber llegado. Iríamos solo a la cima principal a por nuestro merecido descanso.


Por ahí subimos y por ahí tendríamos que volver a bajar.¿Miedo? y respeto. Tanto o más que al subir. Hay tres opciones: la pedrera Sur, la arista Este o la canal Norte, aunque creo que también hay otra menos practicada por la cara Oeste. Cuando subes una montaña de este calibre por primera vez, si no tienes un conocimiento claro y preciso de lo que te vas encontrar por los otros caminos, la opción más segura es regresar por el mismo por el que subiste. Sabíamos que cada uno de ellos tiene sus propias peculiaridades. Por este acabábamos de subir, en la bajada hay que tener mucho más cuidado que en la subida, pero al menos conocíamos los pasos que había que dar.

Ahora toca disfrutar de la cima y sus vistas:

vistas al Embalse de Camporredondo y Cardaño de Abajo

vértice geodésico del Espigüete y vistas al embalse de Riaño

vistas al embalse de Riaño

buzón del Espigüete y vistas al embalse de Camporredondo

vivac y vistas cima oriental (Este), la que no subimos

placa conmemorativa y vistas al embalse de Camporredondo

vivac y vistas cima occidental (Oeste) la que sí subimos

vistas al embalse de Riaño

Picos de Europa, las Orpiñas, el Murcia, Peñas Malas, Pico Cuartas, Agujas de Cardaño, Tresprovincias, ...

Cuartas, Tresprovincias y Peña Prieta

Cima del Espigüete
28 julio 2022

Y yo no me quiero marchar... deja que me quede un ratito más...
Feliz. Esa es la palabra que lo resume todo. ¿Por qué subir? ¿Para qué tanto esfuerzo? ¿Realmente vale la pena el riesgo? ¿Cuál es la recompensa? Sí y mil veces sí. Lo que sientes allí arriba es imposible de describir, pero ese es el efecto que causa en mí: feliz.


Ya voy...., inevitablemente llega el momento de bajar. Hemos estado casi una hora arriba, disfrutando, pero la cima no es más que la mitad del camino, solo es un lugar de tránsito. Ahora toca regresar y hay que hacerlo bien. La verdadera meta está en volver sano y salvo al punto de partida para que la experiencia pueda ser completa. 


con muchísimo cuidado


mirando hacia delante y hacia atrás


adelante para ver...hacia atrás para no olvidar


Ahora sí. 
Ahora es fácil recorrer con la vista y con la mente cada uno de los pasos que llevan a ti. 
Te quedas ahí, pero te llevo conmigo.
Ya formas parte de mí...y yo de tí.

La bajada nos llevó unas tres horas y media. Podía haber sido menos. Hay una forma de bajar la pedrera rápida y sin tanto esfuerzo. Sin retener, dejándote llevar por ella, de talón, como si patinaras o esquiaras. Tal y como hicimos una vez al bajar del Curavacas, pero no esta vez...
El Espigüete fue para mi un reto y una necesidad. Mi ojos aún no se han recuperado del todo, ni mis miedos, ni mi inseguridad. Había que dar ese paso, y lo dimos.
La pena de bajar se convierte en alegría cuando llegas abajo: lo hicimos. Y ese es nuestro premio: hacer lo que deseas y saber que puedes. Volver la vista atrás y sentir de nuevo todo lo que has sentido allí.

foto guía de rutas

Una montaña, una experiencia, una ilusión, nunca una conquista, si acaso...
es ella quien me conquistó.

El Espigüete. Montaña Palentina. Cordillera Cantábrica. 2.451 metros sobre el nivel del mar. 1.100 metros de desnivel. Dificultad: alta.