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21 de enero de 2025

SIEMPRE HACE FALTA MÁS DE UNA VEZ


Dicen... que la primera vez es única, que nunca se olvida, que es la mejor.
Yo creo que no, al menos, no siempre.
Da igual de qué concepto hablemos. No basta con una mirada, con una primera impresión. 
No se ve todo. No se aprende todo. No se conoce todo.
 Con una sola vez...

Santa María de Lebeña. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Lebeña. La primera vez que estuve allí ni siquiera vi la iglesia. Fui con un grupo de amigos para subir a la Braña de los Tejos y la verdad es que, por circunstancias, a la braña tampoco subí. 
Son varias las veces que he vuelto, y en cada una fui descubriendo cosas nuevas. El cementerio, por ejemplo, debió de ser a la tercera o la cuarta, cuando lo vi por primera vez. Tampoco sabía en las primeras ocasiones, que el pico que está ahí detrás es el Agero, que desde aquí se ve la canal por la que se sube, que debajo está Allende, que se puede ir a muchos lugares desde aquí...
¿y para qué sirve todo eso? pues... para llegar un día como este, con intención de subir ala Braña de los Tejos (por cuarta o quinta vez, que ya es para mi un lugar conocido hace tiempo) y poder reaccionar al encontrarte con el cartel de "peligro, batida de caza". 

Lebeña. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Volvemos a bajar por donde habíamos subido y allí enfrente están nuestras opciones. Dejaremos el coche donde está, al lado de la iglesia, que vemos el campanario aquí abajo a la derecha, cruzaremos la carretera del desfiladero por el puente y por un sendero que hay subiendo para Allende nos meteremos por esa zona de sombra que da la montaña. Es el sendero del arroyo Robejo. Luego decidiremos si subimos hacia la izquierda al castañar del Habario o directamente por la derecha a Cabañes, para después continuar por una pista que nos traerá de vuelta a Allende. 

Cueto Agero. Allende. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

No recordaba que había que subir tan arriba para tomar el sendero del río. Ya que estamos en Allende, otra opción sería subir al Agero, por esa canal que tiene pegada a la izquierda... ya no recuerdo cuantas veces la hemos subido, desde arriba se puede subir al cueto o continuar por detrás hasta la Jontaniella o Pico Agero y bajar por collado Pelea... pero no, ya se chafó subir a los Tejos, ahora prefiero bajar...

Allende. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

El potro de herrar. Ahí sigue, como siempre. Mi amigo no lo recuerda, yo sí. Dice que no recuerda haber pasado por aquí. Yo si... Dos veces. La primera haciendo lo mismo que hoy, al revés. Allende-Cabañes-Castañar del Habario- y fue él quien recordó que le dijo un amigo que había un sendero bajando del castañar al río para volver por aquí hasta Allende. La segunda fue el día que fuimos desde Castro Cillorigo a Lebeña por el sendero que hay sobre la carretera del desfiladero y nos pareció peligroso regresar por el mismo camino ya que había llovido y había zonas donde era fácil resbalar y caer. Aquel día recordamos este sendero y decidimos volver por él, subir al Habario y desde allí bajar a Castro Cillorigo, donde estaba el coche. Aquel día no pudimos cruzar el arroyo para subir al Habario y tuvimos que dar un buen rodeo por Cabañes. Esta vez sabemos que no tendremos ese problema, porque pusieron un puente y ahora podremos decidir si subimos por el Habario o por Cabañes.

Allende. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Aquí comienza la bajada al río. Ese poste no estaba las otras veces. Cuando nosotros vinimos no estaba señalizada, ahora si. Este tramo coincide con el Camino Lebaniego, por eso ahora hay señales, algunos paneles informativos y el puente que nos faltaba la segunda vez cuando el río iba crecido.

Arroyo Robejo. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

sendero del Arroyo Robejo. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Arroyo Robejo. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Arroyo Robejo. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Arroyo Robejo. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

"Qué ruta más bonita", decía mi amigo, "me gusta". Es lo que tiene volver, sobre todo cuando hace mucho tiempo que no pasas por allí. Se descubre todo de nuevo, como si fuera la primera vez...
La diferencia está en la seguridad que te ofrece saber que ya has estado allí. Sabes de donde vienes y adonde vas. No está esa incertidumbre del primer día, de no saber si vas bien o mal. Eso te permite fijarte mejor en otras cosas, disfrutar del paisaje, de los pequeños detalles, de aprender y descubrir más y más...

sendero del Arroyo Robejo. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Este letrero sí lo vimos la segunda vez que estuvimos, es el que sube por el monte hasta Cabañes, el que subimos al no poder cruzar el arroyo para ir al Habario por falta de puente. El poste no estaba, ese llegó con la señalización del Camino Lebaniego.

sendero del Arroyo Robejo. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Y este, no lo recuerdo bien, pero creo que tampoco estaba. Hemos decidido cruzar el puente y subir hasta el Habario. Daremos todo el rodeo de la izquierda y un poco más. El track del panel no sube al castañar del Habario, se queda un poco más abajo y cruza por el lugar llamado Campiña. Nosotros subiremos al castañar, allí haremos otra pequeña excursión y luego seguiremos por la carretera hasta Penduso y Cabañes. Ya veremos si después bajamos de nuevo al río o continuamos por las pistas de arriba para regresar a Allende.

Arroyo Robejo. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Arroyo Robejo. Cillorigo de Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Suponemos que bajamos por aquí la primera vez, pero no estamos seguros. Apenas recordamos nada de este tramo que ahora sabemos es el correcto. Como tampoco recordamos todos los castaños que nos iremos encontrando por el camino antes de llegar arriba del todo, al área recreativa del Castañar del Habario. Viéndolo ahora, lo de arriba es menos bonito, hay cantidad de ejemplares a ambos lados de la pista que merece la pena ver. Si aquel día bajamos por aquí, nos lo perdimos...debíamos de ir tan "preocupados" por como sería el camino y si nos llevaría a "buen puerto" que no tuvimos ojos para ver.

subiendo al Castañar del Habario
18 enero 2025

subiendo al Castañar del Habario
18 enero 2025

subiendo al Castañar del Habario
18 enero 2025

Los castaños. Siempre que los veo, llaman mi atención. Esos gruesos troncos de formas retorcidas y de apariencia muerta, con multitud de troncos más finos saliendo de sus entrañas...es como si el castaño lo atrapara todo o como si los hubiera envuelto en un abrazo protector, sin ahogar, dejándolos crecer en su interior. A menudo las hayas y los avellanos forman un solo cuerpo junto con el castaño... Tal vez tengan un pacto de convivencia en el que unos y otros se benefician mutuamente.

subiendo al Castañar del Habario
18 enero 2025

Es curioso como se se comporta la naturaleza. Este ejemplar de castaño ha sido rodeado por un grupo de hayas jóvenes. Parece como si estuviera en una jaula, o en una cárcel. Lo están protegiendo. No es un caso aislado. Tampoco es casualidad. La naturaleza es sabia. A menudo un tocón de árbol aparentemente muerto, sigue vivo. Los árboles que lo rodean, sean o no de su misma especie, lo mantienen vivo, tomando el agua por ellos y alimentando sus raíces desde abajo para que sigan vivos. Ellos saben que todos y cada uno son necesarios, para dar cobijo a otras especies, para mantener el equilibrio de su hábitat, para apoyarse mutuamente.

Área recreativa del Castañar del Habario. Pendes
18 enero 2025

Para mi no tiene punto de comparación. Es un bonito lugar, sin duda, y las vistas son espléndidas. Se puede subir en coche, por carretera desde Cillorigo de Liébana, aparcar, dar un paseo y disfrutar de todo cuanto te rodea. Pero yo me alegro de haber subido andando, disfrutando cada paso del camino, con tiempo para detenerme delante de todos esos ejemplares que he ido encontrando más abajo en el bosque. Llegando aquí, me parece "pobre", dispersos, con ese prado tan segado...

Penduso y Trescoba desde el Habario
18 enero 2025

Una mirada al camino que luego haremos. Tomaremos la carreterea que sube de Pendes y la seguiremos para pasar por allí, primero por Penduso, luego Trescoba, y más a la derecha (foto siguiente) Cabañes.
Aquel pico de la izquierda es el Paña y más allá asoma el Acero. Debajo de ellos está Colio. Desde ese collado verde, un sendero rodea por la parte de acá el Paña y se mete por la canal de Colio entre esos riscos. Al Paña se sube por detrás, y al Acero también. Al otro lado de estas montañas está Bejes, desde donde también podríamos subir.

Cabañes y el collado Pelea desde el Habario 
18 enero 2025

Enfrente nuestro tenemos Cabañes, por donde luego hemos de pasar. Nos separa el arroyo Robejo, al que podemos bajar de nuevo y subir a Cabañes, pero lo rodearemos por Penduso. Hay un sendero a la derecha por ese bosque que va a Allende. Y una pista más arriba, cerca del collado, que también lleva a Allende. Luego veremos.
La montaña de la derecha es el Cueto de la Jontaniella, Fontaniella o Pico Agero (de las tres formas lo llaman). Se puede subir desde Bejes, desde Allende por la canal del Agero, o desde aquí por el collado Pelea. Si atravesamos el collado Pelea y bajamos para el otro lado llegaremos a Bejes.
Pero de momento nosotros nos vamos para otro lado....

Área recreativa del Castañar del Habario. Pendes
18 enero 2025

Vamos a seguir esta pista por arriba en dirección al desfiladero. Esa que asoma es la Peña Ventosa, debajo de ella está Lebeña y por allá, detrás, la Braña de los Tejos a la que íbamos a subir hoy y no pudo ser por la caza.
Ya hicimos este camino la primera vez que estuvimos en el Habario, pero... no sabíamos adonde nos habíamos asomado, a unos riscos que están sobre el desfiladero...
Hoy hemos visto en un panel que por aquí se va al Corral de los Moros y también que en algún lugar a sus pies hay restos de una ermita del siglo XIV. Eso me gusta. Vamos a verlo.

El corral de los Moros y Peña Ventosa
18 enero 2025

Este camino es el que hicimos la otra vez, lo recuerdo. Fuimos hasta el collado y seguimos algo más, hasta asomarnos al desfiladero. No nos fijamos en las dos "montañitas" a ambos lados, pasamos por el medio. La de la izquierda parece un castro, la de la derecha es el Corral de los Moros, la de atrás la Ventosa. Podemos comer en la de la izquierda, luego subir la de la derecha, luego buscar la ermita y después continuar nuestro camino. Pero...el día no está para lo que queremos sino para lo que nos deja.
En ese collado hay un rebaño de ovejas. Y el mastín. Ese ser antipático, que tan bien cumple su labor de cuidar al rebaño, que por no dejar, no deja que se acerque nadie...
Nos desviaremos antes del collado y subiremos directos por el verde al Corral de los Moros.

El Corral de los Moros
18 enero 2025

Genial. Con esto no contaba. Esta es otra de esas cosas por las que siempre hace falta más de una vez... De no haber vuelto por aquí, no lo hubiéramos sabido.
El mirador se ha habilitado sobre los restos de un antiguo recinto defensivo alto medieval. Ahora me gusta aún más...

El Corral de los Moros
18 enero 2025

El Corral de los Moros
18 enero 2025

Apenas quedan restos de lo que fuera aquel recinto defensivo ya que, al parecer sus laderas se derrumbaron sobre el río Deva, y lo que queda de este lugar llamado Castro Encina, se habilitó como mirador, más conocido como El Corral de los Moros.


El Corral de los Moros
18 enero 2025

El Corral de los Moros
18 enero 2025

El Corral de los Moros
18 enero 2025

Lo que es innegable es su posición estratégica. Desde esta posición se domina gran parte del desfiladero, desde Lebeña a Cillorigo, incluido parte del valle de Bedoya y todo cuanto pueda asomarse a las laderas de las montañas que lo rodean, Tama, Castro Cillorigo, Pendes, la Peñuca de Colio, el Collado los Pandos, la canal de Colio, Penduso, Trescoba, Cabañes, el collado Pelea..., todas las posibles entradas quedaban controladas desde aquí.

Pendes y el valle de Liébana desde el Corral de los Moros
18 enero 2025

vuelta al Habario desde el Corral de los Moros
18 enero 2025

Toca volver al Habario para seguir por Penduso y Cabañes hasta enlazar la pista que va a Allende. Antes haremos dos o tres incursiones, sin éxito, para buscar los restos de la ermita de Castro Peña. Me quedo con las ganas, las indicaciones son muy vagas y no disponemos de más tiempo, aún queda camino para llegar al coche antes de que se acaben las horas de luz. Queda apuntada en mi lista de pendientes, como también quedarán otras cosas porque... siempre hace falta más de una vez.

Peña Ventosa y Peña Sagra desde el Castañar del Habario
18 enero 2025

Adiós señora Ventosa, con usted también tengo una cuenta pendiente que algún día saldaremos. Detrás de la Ventosa se esconde la Braña de los Tejos, que era el objetivo del día que no quiso ser, aunque ya nos conocemos, con niebla, con nieve, con sol... y toda para los cazadores hoy.

Cabañes, collado Pelea y Pico Agero desde el Habario
18 enero 2025

Por ahí volveremos, de Cabañes parriba en dirección al Agero y poco antes del collado Pelea tomaremos la pista hacia la derecha para bajar a Allende. No era exactamente la idea, pero la tarde se nos viene encima y tenemos dudas sobre el inicio de la pista que va más abajo por el bosque. Mejor ir a lo seguro.

Peña Ventosa, El corral de los Moros  y El Habario desde Cabañes
18 enero 2025

De allí venimos. Nos pensamos el bajar de nuevo al arroyo para volver, pero al final decidimos ir por la pista. Se me hizo más larga de lo que esperaba, para subir a los invernales de Pelea. En contrapartida, se me hizo más corta de lo que recordaba la bajada hasta Allende.

Cabañes
18 enero 2025

Lebeña desde la pista
18 enero 2025

Allende
18 enero 2025

Santa María de Lebeña. Liébana. Cantabria
18 enero 2025

Y llegamos al punto de partida ya a punto de caer la tarde. Y nos llevamos una antigua fortificación y unos castaños centenarios. Y nos dejamos los restos de una ermita y un escudo en Trescoba para el que no había tiempo de buscar por donde colarse para hacer la foto. Y refrescamos la memoria de todo aquello que ya habíamos olvidado. Y ahora sabemos que el Corral de los Moros está en aquella montaña que daba la sombra al arroyo Robejo cuando empezamos. Y olvidamos las incertidumbres que provoca lo desconocido...
Porque siempre hace falta... más de una vez.
(y a veces de dos, o de tres...)

para todo


5 de enero de 2025

MIEDO, PELIGRO, SITUACIONES AL LÍMITE

 Hace poco, no recuerdo por qué, vino a mi mente un episodio que viví hace unos años,

 y recordé que hubo más.

Cuando hablo de mis montañas, hablo de vida, aire, de lo bien que me siento en ellas,

y de todo lo que me dan. 

Hoy quiero hablar de otras cosas. Del peligro. Del miedo. De que no todo es fácil,

 y que la vida sólo hay que vivirla, nada más..

Cinco episodios muy reales:

El perro salvaje

Una ruta, allá por el 2016, un lugar conocido por el que habíamos pasado varias veces. En Soba (Cantabria), más concretamente la pista que sube desde el pueblo de Astrana hacia las montañas, al Mazo Grande, al Mazo Chico, a la Sierra de Hornijo, al Hoyo Masayo...

Pista de Astrana entre la Tejera y el Escajadillo

No recuerdo qué ruta habíamos hecho ese día. Bajábamos tranquilamente de vuelta al coche, charlando y riendo, cuando al hacer un movimiento con la cabeza me pareció ver algo raro detrás. Me volví y por un momento el miedo me paralizó. Era un perro, el perro más raro y feo que había visto en mi vida. Espeluznante. Nos seguía. Su andar era muy sigiloso, como tratando de no hacer ruido para no ser advertido. Su cola hacia arriba, tiesa y en vertical. Su mirada... extraña. Al mirarlo se paraba o aflojaba la marcha y cuando continuábamos nos seguía, con la misma actitud. Creo que estaba esperando el momento propicio para atacar.

Por suerte, ese día no subimos andando desde Astrana sino que habíamos dejado el coche un poco más arriba, en una curva de la pista. La palabra exacta es "acojonados", así bajamos los metros que nos separaban del coche. Deprisa, pero sin correr. Procurando no hacer movimientos que provocaran una reacción en nuestro perseguidor. Girándonos cada dos pasos para hacerle ver que sabíamos que estaba ahí y para comprobar que no hubiera acortado la distancia que nos separaba. Miedo. Mucho miedo. Haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantener la calma y agarrando con fuerza nuestros palos de ruta por si fueran necesarios para defendernos.

El alivio que sentimos al llegar al coche y meternos corriendo es indescriptible. Cuando cerramos las puertas, el perro giró en un cruce y desapareció en el monte al instante. Recordamos entonces haber leído en la prensa algo sobre unos perros salvajes que habían atacado al ganado en Soba. Lo que nunca hubiéramos imaginado es encontrarnos con uno de esa manera.

Nos estaba acechando, esperaba el momento propicio para atacarnos. Su actitud, sus movimientos, no nos dejaron ninguna duda. 

Creo que tardamos mucho tiempo en volver a hacer una ruta por esa zona. 

El oso

Junio del 2019. Salimos de Espinama para subir a los puertos de Áliva. Siempre hemos subido por la pista que pasa por los invernales de Igüedri, la idea esta vez era evitar el polvo que levantan los todoterreno que suben al refugio yendo por una pista forestal que hay más a la derecha hasta la Horcada del Acebal y luego al Boquerón.

escudriñando el bosque por si "algo" nos seguía

Se trata de una pista mucho menos transitada. Íbamos muy tranquilos, solos, ni personas ni todoterrenos. De repente oí un ruido en la maleza, ramas triscando, sonaba más abajo de la pista, en el hoyo. "Ahí hay algo, algún animal" pensé, y abrí la boca para decírselo a mi compañero, pero no dio tiempo a que ninguna palabra saliera de ella... Al momento, lo que estaba abajo, a cierta distancia, estaba arriba, en el borde de la pista, separado tan sólo por unos matorrales. Mi amigo también lo había oído y apretó la marcha. Yo me quedé mirando y vi como un enorme cuerpo pasaba a escasos centímetros de él por el borde. Sonaron unos gruñidos cuando pasaba. Seguido oímos el estruendo arroyando la vegetación mientras se alejaba monte abajo. Mi curiosidad me hizo volver sobre mis pasos hasta la parte despejada para ver qué clase de animal nos había pasado rozando... Recuerdo esos ojitos redondos mirándome desde abajo, y sus orejas, pequeñas..., me di la vuelta rápidamente y dije "vamos, sigue". Mi amigo preguntó: "¿qué has visto?" "No lo sé" fue mi respuesta "No te pares, sigue". No era un lobo, ni un jabalí. Mi mente estaba confusa porque era algo que mis ojos no habían visto cara a cara nunca. Tiramos para adelante con el miedo en el cuerpo durante todo el recorrido de la pista por el bosque, con el objetivo de llegar arriba, fuera del bosque, a la zona despejada. El animal, los animales, habían ido para abajo, así que la idea de regresar a Espinama por donde habíamos venido quedaba descartada, lo más conveniente era seguir subiendo.

Una vez a salvo, mi mente empezó a razonar con más claridad. Eran dos, la osa y el osezno. Seguramente la osa estaba más abajo (y es el ruido que habíamos oído entre las ramas) y el osezno más cerca de la pista. Al oírnos, la osa corrió, en cuestión de segundos, a poner a salvo al pequeño, empujándolo hacia abajo (ese enorme cuerpo que yo vi pasar). Al llegar abajo, (lo que yo vi desde la curva), fue la cara curiosa del cachorro, mirando hacia arriba para ver de qué peligro le estaba apartando su madre. Creo recordar haber visto otro cuerpo más grande por detrás de esa carita que me miraba con curiosidad, solo que el contacto directo con su mirada  me bloqueó.

Regresamos por la pista de los invernales de Igüedri.

Al llegar a casa busqué en internet fotos de oso pardo y nada más verlas lo tuve claro, eso fue exactamente lo que vi.

La vaca

Agosto del 2016. Era una pista amplia, limpia y despejada. Bajábamos de la montaña. Habíamos intentado el Pico Paraes desde Luriezo, nos habíamos metido en varios "fregaos" y acabamos subiendo a otro, el Tumbo creo. Cansados, pero contentos de haber salido de todos aquellos enredos y en el último tramo, sencillo y tranquilo, por la pista de vuelta al coche... el gran susto.

bajando por la pista a Luriezo

Había vacas dispersas por el monte, pastando a su aire. Lo normal. Y una, la rubia como yo digo, esas que parece que tienen un flequillo rizado entre los cuernos, estaba un poco más abajo en la pista, detrás de unos arbustos. Creo que la pillamos distraída, no nos había oído y se asustó al vernos.

Salió de detrás del arbusto, nos miró y ocurrió...bajó la cabeza y dirigió su embestida directa hacia mi. Me paré en seco, sin saber como reaccionar. Lo que pasó por mi mente fue: "qué manera mas absurda de morir". No me lo podía creer, sentí que era el final, mi cuerpo no aguantaría una embestida de aquella mole de más de 500 kg. Había subido una montaña, sin tropear, sin caerme, sin despeñarme, y ahora, bajando por una cómoda pista sin peligro...

Creo que lo di todo por perdido, dejé caer mis brazos y de mi boca salió un "Noooooo...". Ese gesto espontáneo me salvó la vida. Apenas medio metro entre su cabeza y mi cuerpo, mi gesto o mi grito de desesperación, la asustó. Giró en el último momento y se tiró monte abajo.

Nunca antes había sentido la muerte tan cerca.

El jabalí

Diciembre de 2016. Subimos desde Roza (Peñarrubia) al Collado de Llaves, continuamos por la pista que lleva al Sestón y pasamos de largo hasta una collada, desde allí bajamos por el otro lado del monte con el objetivo de acercarnos hasta el Tiolda (ese precioso pico de forma parecida al Urriellu que se ve desde el desfiladero de la Hermida). No queríamos subirle, es escalada y está fuera de nuestras posibilidades. Queríamos verlo de cerca, solo eso.

contemplando el Tiolda desde la colladina

Al volver a subir hacia el collado, los senderos eran estrechos y la vegetación estaban muy alta, íbamos apartándola con las manos. Yo iba delante. Al llegar a un punto alto, cuando iba a apartar unas matas, me di de morros con un jabalí. "Casi nos besamos" como digo yo en bromas cada vez que lo recuerdo. 

Había caza por la otra ladera del Sestón, y como es lógico, los jabalies habían huido a la otra. El bicho subía por un lado y yo por el opuesto. Nos encontramos en el punto más alto. Por suerte se asustó tanto como yo y los dos nos dimos la vuelta al instante. "¿Que has visto?" preguntaba mi compañero. "Un morro y un culo" literal, es lo que vi. Al mirar hacia el lado por donde huyó el jabalí, era como en esas películas donde se ve como se mueve la maleza de un lado a otro por el lugar donde va pasando el animal. Desapareció a escape, y nosotros hicimos lo propio, subiendo a toda velocidad hasta el collado y a la zona despejada. 

Ha habido otros encuentros con jabalíes, pero ninguno tan cerca como aquel. Casi nos besamos los morros...

El lobo

Siempre los hay. Están en todas partes. Lo difícil es verlos. Pueden estar observándote todo el camino sin que tu llegues siquiera a intuir su presencia.

Abril de 2023. Montaña palentina. Subíamos a la Peña Cantoral desde Cantoral de la Peña, monte a través. No había un sendero propiamente definido. De claro en claro buscando la forma más sencilla de subir.

subiendo por las laderas de la  Peña Cantoral

A media altura del bosque, al levantar la cabeza lo vimos. Pocos metros por delante de nosotros, parado, mirándonos. Unos segundos y desapareció. No es lo mismo saber que está que verlo.

¿y si no está solo? ¿y si aparece el resto de la manada? ¿y si tienen hambre? Peligro. Miedo. No paramos de mirar a todos lados mientras subíamos. Buscamos el borde de un barranco, más alejados del bosque donde el terreno era un poco más complicado de subir pero más despejado de vegetación. Llegar a la zona de piedra cuanto antes, lejos del bosque. Ni qué decir tiene que lo tuvimos claro: la vuelta por otro lado, aunque fuera más largo, por allí no íbamos a volver a bajar.

Y es lo que hay...

Zoo-centro de acogida Karpin Fauna. Biañez (Vizcaya)
Oso Pardo

La montaña es vida... 
y hay vida en la montaña.
El peligro no se busca...
el peligro te encuentra.

He puesto la foto de este oso porque me dio mucha pena cuando lo vi. Lejos de su hábitat natural, de los bosques, de su cueva...Tenía una mirada triste y sus movimientos eran lentos, cansados, tal vez por la edad o quizá por la resignación...
Lo que desde luego no quisiera es volver a encontrarme con otro. El perro salvaje, el oso, el jabalí, el lobo, la vaca loca...
Son cinco episodios que no olvidaré. Puede que haya alguno más...como las víboras que estuve a punto de pisar en dos o tres ocasiones. Son peligros latentes. Están ahí, aunque no los veamos. Forman parte de la vida, de los bosques, de las montañas... Nosotros somos los intrusos, y es por eso que les debemos el máximo respeto.
Por otra parte son situaciones límite. Instantes de peligro real en los que te planteas lo absurdo que es nuestro mundo, el de los humanos. Cómo nos preocupamos por cosas que nada o muy poco tienen que ver con vivir una vida real.

Episodios que vinieron a mi mente,
no sé por qué...