SENSACIONES

Peñalavalle.Arredondo.Cantabria

7 de enero de 2013

 ¿Por qué he elegido esta foto? porque al verla he recordado su olor. Olor a quemado, cerca de la base del Mosquiteru, nuestros pies se hundían al caminar entre los restos quemados del monte. Desprendía todo tipo de aromas que no fui capaz de identificar, salvo uno: olor a tierra quemada, mezclada con otras fragancias que removían mi mente.

 Los olores despiertan en el cerebro recuerdos dormidos. En alguna parte de nuestra cabeza se esconden sensaciones olvidadas que renacen a través del aire que respiramos.

 No sabría describir con palabras las mil y una sensaciones que se despiertan en mi en cada montaña. Quizá, como dijo Hans Kammerlander:

"La montaña sólo nos pertenece despues de que hemos regresado al valle. antes, somos nosotros los que pertenecemos a la montaña"

 La verdad es que, de algun modo, la montaña te absorbe. Al principio la ves grande, enorme, inalcanzable. A medida que la subes, echas la mirada atrás y dejas de sentirte pequeño, te engrandeces a cada paso. Observas a tu alrededor y te sientes parte de ella. El mundo parece más pequeño y con él los problemas cotidianos se desvanecen.

 La naturaleza es grande...y te enseña las más grandes lecciones que jamás pudieras aprender. Te pone a prueba, te coloca en tu sitio y te hace encontrarte contigo mismo. A la vez, te deleita con miles de placeres para la vista, el oido, el olfato, el gusto o el tacto.

 Yo he estado ahi. Mis pies han pisado esos montes, mis piernas han caminado desde esos valles hasta la cima. He respirado su aroma, he escuchado en susurros sus historias, he sentido sus caricias y su azote en mi piel. Mis ojos han disfrutado de unos parajes incomparables, mientras mi mente viajaba a kilómetros luz. He tenido el enorme placer de encontrarme a solas conmigo misma y de a la vez, compartirlo con la inestimable compañía de mis amigos.

 Con cada montaña mi mente crece y mi cuerpo se engrandece.