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24 de marzo de 2015

Fósiles...marinos, aunque habeilos...hailos de muchos tipos

Hoy les enseñaba a mis compañeros de grupo unas fotos, fósiles. 
Fósiles marinos. Encontrados en las montañas. 
¡Qué extraño se me hizo la primera vez que los vi!


Roca en el Ancillo. Sierra de Hornijo. Soba
07 diciembre 2013

Cuando empecé a subir a la montaña, algunas rocas me recordaban las de la costa. Quizá por eso, desde el primer momento lo sentí como algo familiar. Para mi resultaba fácil moverme sobre ellas. Como hice siempre, en la costa, de roca en roca, con los pies descalzos, solo que ahora con las botas de montaña. Sabiendo donde pisar, amoldando mi pisada a sus formas. Eligiendo. Fiándome de las más firmes y desconfiando de las menos seguras. 
Lo que no alcanzaba a relacionar es que fueran las mismas. Si que se parecían, mucho, pero...¿cómo iba a haber rocas como las de la costa en lo alto de las montañas?
Hasta que me lo explicaron. Supongo que no puse mucha atención, si es que me enseñaron esa parte de la historia en el colegio. O, simplemente, se escapaba a mi comprensión y nunca lo entendí.
El caso es que hace muchos años, millones de años, esta tierra que yo conozco como es ahora, sin más cambios que los debidos al avance del progreso y la civilización, y ejecutados por la mano del hombre...esta Cantabria en la que yo vivo, estaba sumergida bajo el mar: el mar de Tetis (nombre que a mi me sonaba a película de ciencia ficción). 
En algún momento, por un choque entre placas tectónicas (o algo así) algunas se hundieron debido al peso del agua, formando otros océanos, y otras emergieron formando los continentes y sus montañas.
Entonces lo entendí, por eso esas rocas me recordaban a las del mar, porque se formaron en él.Y por eso, en su interior, pueden verse los restos de esos animales y plantas marinos que un día habitaron en las profundidades del océano y ahora se elevan al descubierto en las montañas, incluso a mil metros sobre el nivel del mar.


Fósil de Amonite. Sendero de Hondojón. Collados del Asón
17 septiembre 2011

En los Collados del Asón. Aqui recibí mi primera lección sobre el tema. Subiendo a la montaña, en el medio del camino, con bosque a los lados. Sabía que el amonite o la amonita, era un fósil marino, como una especie de caracola gigante, ..¿cómo iba a estar alli sin que lo hubiera llevado alguien? Gran error y grande mi ignorancia sobre el origen de nuestra tierra. ¡Qué diferente resulta aprender sobre el terreno! Escuchando la explicación y aplicando la lógica, entendiendo.
A partir de ese momento empecé a reconocerlos. Ya había visto antes rocas con cosas, pero mi mente, fiel a mi lógica, no podía relacionar una piedra en la montaña con unos seres que habitaban en el mar. Ahora si. Conociendo la morfología de las rocas de mar, acierto a distinguirlas de otras rocas y aplicando la lógica, entiendo y comprendo cuando puede tratarse de un fósil marino o no.


En los montes sobre Santiurde de Reinosa
01 junio 2013

Este lo encontramos en una montaña que nada tiene que ver con el paisaje de las otras. Estaba suelto, en una montaña verde, más "de tierra", sin lapiaces ni rocas de mar...Hay montañas que se formaron por erupciones volcánicas, grandes temperaturas que fundieron la piedra y al solidificarse dejaron unas formaciones diferentes a las de las placas tectónicas, un amasijo donde algunas criaturas quedaron atrapadas y fusionadas. No sé si es un amonite u otro tipo de ser. por la espiral en forma de caracol, pudiera ser...
Al principio pensé que no era más que alguna clase de tubo, estriado, de plástico, adherido a un trozo de piedra o argamasa. Observándolo bien, me di cuenta de que no. Es un fósil, aunque mis conocimientos sobre la materia sean tan escasos que no podría asegurar que tipo de ser vivo permanece encerrado para siempre en ese trozo de piedra.

No tengo prisa, los conocimientos llegan cuando tienen que llegar...
algun día lo averiguaré...


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