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6 de diciembre de 2020

PICOS DE EUROPA: Los Grajales

 04 de julio de 2020

Tras unos meses de "estancamiento" por la pandemia, es el momento de intentar retomar nuestra vida, nuestras costumbres, nuestras rutas. Recuperar el tiempo perdido...volver a la montaña, aunque ya todo apunta a que las cosas serán diferentes.

Jitu de Escarandi. Sotres. Asturias
04 julio 2020

Nos encontramos con la primera "sorpresa" unos kilómetros antes de llegar Poncebos, donde comienza la "famosa" Ruta del Cares. La publicidad engañosa, indiscriminada y masiva,  del deporte y los espacios naturales como lugares "libres de Covid" que se ha estado haciendo desde las comunidades autónomas durante el confinamiento, ha dado sus frutos. Se han llenado de gente, todo el mundo va ahora a "hacer rutas". Coches y coches, aparcados hasta en los lugares más inverosímiles. Grupos de gente, de amigos, familias enteras sin faltar el perro..., a menudo sin experiencia ni conocimiento. Miles de personas hacinadas, durante horas, en un sendero de unos 12 km de largo por apenas 4 m de ancho, y sin mascarillas...
Como pudimos observar, la hilera de coches aparcados se extendía desde mucho antes de Poncebos (unos 5 km) hasta unos 2 ó 3 km más, en dirección a Sotres. El segundo "susto", lo llevamos en el Jitu. Nunca, y no era la primera vez que íbamos en pleno verano, habíamos visto tantos coches. 
Yo quería escapar. Salir corriendo de allí. Alejarme de toda aquella muchedumbre y no volver.
Está bien, de acuerdo, la montaña es grande, hay sitio para todos...
De un coche se apean tres personas, y un perro. Como una fiera, suelto, ladrando...Las vacas están como locas, asustadas, viendo como su hábitat natural en el que llevan viviendo toda la vida, el lugar por donde durante al menos, los últimos tres meses, no pasaba nadie más que ellas, de repente ha sido invadido. Coches que cortan su paso, gente extraña caminando y perros que amenazan su seguridad y la de los suyos.
A disgusto, muy a mi pesar...comenzamos


Atrás queda el parking abarrotado y la carretera que lleva a Tresviso. Aquello del fondo debe ser el Cueto de la Cerralosa, tal vez un día de estos nos acerquemos. Cuando se me pase esta sensación de agobio. Podría ser una opción para escapar, la gente hace Urdón -Tresviso, porque el camino en coche es largo y la Cerralosa no es una ruta tan conocida. Si, creo que estará bien. Ahora lo que queremos es sacar un poco de ventaja a los inconscientes del perro suelto, aun no asoman, no tengo ganas de hacer el camino con ese tipo de compañías.


Es un consuelo comprobar que, al menos, el principio de la pista aparece desierto. Con un poco de suerte, han madrugado todos y podemos caminar a nuestro aire, tranquilamente. 
Por allí soma el Macondiu, con el Samelar detrás. Da gusto volver a verlos. Suponemos que la mayor parte de la gente, los menos acostumbrados, andarán por el Casetón de Ándara, en el siguiente nivel estarán los que se atrevan con el Samelar y el San Carlos (Sagrado Corazón). Algunos menos en el Macondiu. Pocos en la Junciana (esa también nos falta, pero no hoy). La Rasa de lo Inagotable y el Grajal de Abajo también pueden estar llenos. La verdad es que no tenemos un objetivo definido, tiraremos hacia los Grajales, al de Arriba y luego ya veremos. 

Canal de la Jazuca

Nos paramos a mirar la canal de la Jazuca, por ahí también se sube, o se baja, hasta el Casetón de Ándara. Me acuerdo de las ortigas que rodeaban esa cabaña el día que bajamos por ahí. Continuamos por la pista.


Empezamos a tener los primeros tropiezos. Acabamos de cruzarnos con unas bicis. "Cuidado" gritan. Lo que me faltaba, "Cuidado tú", le contesto. Lo último que me faltaba es tener que apartarme corriendo, porque unos impresentables bajen  a toda velocidad sin frenos por una pista de montaña. Es la primera vez que me cruzo con ciclistas por estas pistas, parece que este año las sorpresas van a ser la tónica general. Hay un grupo de personas paradas, lógico, se ve que vamos alcanzando a los primeros grupos que salieron. Nos saludarán al pasar y harán algún comentario de esos del tipo "ya queda menos" y esas cosas. El Refugio ya se ve ahí. El final de etapa para los nuevos en estas lides, como lo fue para nosotros hace bastante tiempo. Una pequeña palizilla, cuando no estás acostumbrado. 

Nosotros no pasaremos por el refugio, demasiada gente. Tomaremos un pequeño desvío que se alla sobre la pista a la derecha y nos permite superar el refugio sin pasar por su lado para alcanzar la otra repisa superior.

Casetón de Ándara

Es la ventaja de conocer el camino. La pista baja hasta el casetón y luego obliga a esas revueltas para llegar a la otra repisa. Por aquí se bordea para llegar al mismo lado. Desde el casetón también sale la pista a la izquierda que va por el Vao de los Lobos hasta Bejes. Ese es el camino que yo hice la primera vez que lo conocí: Bejes-Casetón de Ándara. Me pareció una pasada, y ver como algunos continuaban el camino más arriba..., una locura. ¿Quién me iba a  decir a mi que, lo que esa primera vez fue un destino final, con el tiempo acabaría siendo, tan solo, un lugar de paso..? Desde el Jitu, el trayecto es más corto y permite llegar más lejos en menos tiempo, aunque en coche haya que recorrer más kilómetros.

Casetón de Ándara

Siempre me paro en el mismo lugar, para tomar un respiro. Desde este punto se ve casi todo el camino recorrido... y el mar, que en días de niebla baja, puede ser de nubes, uno de los espectáculos más bonitos que la montaña te suele ofrecer. 


Por encima del casetón, en el Collado de la Aldea,  nuestros caminos se separan, podemos ir a la derecha por las minas de Mazarrasa, al pozo de Ándara y al Collado del Valdominguero; por la izquierda hacia la Collada de Trasmacondiu, las Vegas de Ándara, Samelar y Sagrado Corazón; o el camino intermedio que nosotros tomaremos, el de las minas de la Providencia que atravesaremos para llegar a los Grajales. 
Parece que nos siguen, y creo que se equivocan. Hay un error muy fácil de cometer en la montaña cuando no sabes donde vas... seguir a quien no sabes donde va. He hablado en voz alta para ver si me escuchan y supongo que ya se han dado cuenta de que no buscamos el mismo destino, rectificar les costará un pequeño rodeo, pero ahora sí, han dejado de seguirnos y se dirigen al Samelar.

La Pica del Macondiu o Picos de Macondiú

Inevitable no posar la vista sobre el Macondiu, bello, desde cualquier lugar. Se sube por detrás hasta esa pequeña horcada y luego se trepa sin mucha dificultad por el lateral. Aunque no hay que olvidar que la montaña nunca está exenta de peligro, al otro lado el desnivel es aún mayor y cualquier caída puede resultar mortal.

Minas de la Providencia

Un marcado sendero atraviesa las antiguas minas de la Providencia. Apenas nos cruzamos con nadie, da gusto haber elegido el camino correcto, el de la deseada tranquilidad, lejos de las aglomeraciones. Aunque más tarde nos llevaremos otra pequeña sorpresa... va a ser complicado este año encontrar paz en las montañas


La piedra es el lugar ideal para encontrar la paz.Es como transportarse a otro mundo diferente, como alejarse del mundo conocido y la realidad. Cuando se abre ante ti este paisaje, todo cuanto llevabas en la mente desaparece, la rutina, las prisas, las preocupaciones, ... solo tienes ojos para ver, olfato, oído, tacto, gusto, para sentir, Es el mundo de las sensaciones. Solo existe eso, la piedra y tú. 


Al principio parece dura y agreste, inhóspita tal vez. Luego te muestra sus caminos, te brinda su calor. Se abre ante ti con esa dureza franca de quien nunca te va a engañar. Es lo que ves. Es lo que es.De ti depende saberlo apreciar. No te confíes ni la subestimes, pero tampoco la temas, si la respetas, ella te acogerá.

El Castillo de Grajal

De momento estamos teniendo suerte, nos cruzamos con poca gente. La mayoría parece haber tirado hacia Samelar y San Carlos. Recuerdo la primera vez que vinimos por aquí, hacía un sol de justicia y justo allí, junto a las paredes del Castillo Grajal, reposamos un rato al amparo de la única sombra de todo el camino.

Macondiu

Por ahí baja un grupo de cinco, la montaña es grande, ni siquiera hizo falta cruzarse con ellos, nos desviamos por otro sendero. No es precisamente que la pandemia nos haya vuelto más insociables, el problema es que el confinamiento ha echado a la montaña a un tipo de gente mucho menos respetuosa. El uso de mascarilla es ya obligatorio, ellos creen que el hecho de estar "haciendo deporte" les exime, y no es así. No solo por ley, sino por respeto y por prevención, hacia los demás y para nosotros mismos. Si te cruzas con alguien, debes ponértela. Y la mayoría, ni la llevan.
Vemos otro grupo en el sendero de abajo, creo que son los que antes nos seguían y que por fin han encontrado su camino. Darán más rodeo, pero por esa pista conectarán con la de la Vega de Ándara, para ir hacia el Samelar. 


Florecillas azules, pequeñas y delicadas. No todo es de piedra en este lugar. 


Estas son de color rosa, o malva, a veces ni nos damos cuenta, pero ellas están...



Hoy apeteció subir al Castillo, el sendero transcurre por debajo sin necesidad de subir, pero me apeteció asomarme, las atalayas son para ver. Tenemos de frente la Junciana, a la izquierda, y la Rasa de la Inagotable. En la Rasa estuvimos, y a la Junciana no llegamos, fue un día de mucho calor y la intentamos por el otro lado, casi arriba no supimos dar con la última brecha, el camino pedregoso resbalaba mucho y decidimos dejarlo para otro día. Ahora ya sabemos por donde iremos la próxima vez, Se ve desde aquí, a este lado de la pared de la Rasa, un poco antes de llegar, un pequeño sendero que baja, nos llevará directos hacia la Junciana. El año que viene, quizá... Siempre hay que dejar algo, una disculpa para volver. Ese es el verdadero sentido de la montaña, no tener prisa por llegar, no llevárselo todo de una vez. Ir paso a paso, observar, conocer, disfrutar.

Castillo de Grajal

Con sus flores azules y rosas, con su atalaya mirando hacia el Macondiu, dejamos el castillo atrás...

La Junciana y La Rasa de la Inagotable

El Castillo de Grajal y Picos de Macondiú


Estos agujeros ya me llamaron la atención otras veces, no sé lo que son.

minas de La Providencia

La Rasa de la Inagotable y El Grajal de Abajo

Los Grajales, Pica del Jerru  o Jierro y Valdominguero

El Grajal de Abajo

Collado del Mojón

El Collado del Mojón está situado entre La Rasa de la Inagotable y el Grajal de Abajo. En este punto converge con la Canal de las Arredondas que sube desde Brez. Al fondo vemos la Cordillera Cantábrica, el Curavacas, Bistruey, la Peña Prieta y Coriscao. 
Nuestro camino ahora, desciende un poco y gira a la derecha, para pasar entre los dos Grajales, el de Abajo y el de Arriba, destino, este último, que nos hemos fijado hoy.
La idea está clara, vamos en busca de los pasos que no dimos aquel día cuando volvíamos del Jierru y la localización exacta de aquella arriesgada canal por la que trepamos después de cruzar el nevero, cuando nos equivocamos de camino. La Silla Caballo Cimero y Bajero son nuestra última referencia. Ahora toca refrescar la memoria.

Grajal de Abajo

Este es el sendero por el que pasaremos entre los Grajales

Silla Caballo Cimero y Bajero, Jierru y Grajal

Cuando lleguemos delante de la Silla encontraremos la canal que buscamos. Fue un error tonto, aquel día bajábamos del Jierru, íbamos por un sendero en dirección al Grajal de Arriba, vimos otro sendero más abajo, (hacia la Silla), bajamos, lo seguimos y desapareció debajo de un nevero. Cruzamos el nevero y no encontramos la continuación del sendero. Con miedo a cruzar de nuevo el nevero y resbalar por la fuerte pendiente, tuvimos que buscar otra salida, y la encontramos, trepar. Salimos cerca del Grajal de Arriba, pero nos saltamos el Pico, eso es lo que hoy vamos a buscar.

Rasa de la Inagotable, al fondo

Nos seguimos cruzando con "goteo" de gente, por allí van unos camino del collado. Se ve que los que madrugaron más esta mañana, ya van emprendiendo la vuelta. No son gente de montaña, son urbanitas escapando de la mascarilla. Se les nota a distancia, La gente de montaña es diferente, siempre saluda, cede el paso en lugares estrechos y es respetuosa con el entorno.

paso entre los Grajales

Y aquí sí que me voy a detener un momento, porque esta es una de las maravillas que nos ofrece la montaña. Es un paso estrecho, una pequeña horcada, o colladina, entre las dos montañas. Lo que tenemos ahora enfrente es el collado del Valdominguero y por detrás asoman otros Picos, entre ellos el Urriellu. Eso es porque al otro lado de ese collado, tenemos las Vegas de Sotres. Si mi cámara enfocara hacia abajo, a este lado del collado, veríamos la majada que lleva al lago de Ándara. Y si me doy la vuelta, lo que ahora he dejado a mi espalda, veríamos la Canal de las Arredondas, que nos lleva a Brez en la Liébana y al fondo las montañas de la Cordillera Cantábrica.
La montaña es como situarte en un punto dentro de un mapa, donde las tres dimensiones son reales y desde el que puedes asomarte a cualquier balcón y dominar con la vista el mundo que te rodea.

Grajal de Abajo, Rasa de la Inagotable y Junciana

En la montaña, tan importante como mirar hacia de delante, es mirar atrás. Ver el camino recorrido y fijar los detalles en la mente para evitar perderte al volver. Si fijas la mirada en el suelo, o en la meta, no verás como cambia el paisaje. No reconocerás las caras de la montaña que solo viste desde un lado. Si no miras lo que dejas a tu espalda, cuando vuelvas, no recordarás que por allí has pasado.
Se ve el sendero debajo del Grajal, y el zig-zag que luego podremos atajar subiendo por el verde hasta el collado. Recordaremos que bordeamos por la derecha y luego subimos a la izquierda.

Silla Caballo Cimero, Grajal de Arriba y Pica  del Jierru



Este es sin duda, uno de esos momentos en que el mundo se te viene encima. Ruido..., de repente una "jauría salvaje" ha comenzado el descenso de la Pica del Jierru, contamos al menos una docena de jóvenes y dos perros, corriendo, gritando y ladrando, como si un ejército de sioux descendiera por las laderas al ataque de la diligencia. El silencio y la paz de la montaña se desgarró por completo.
Ya no importaba cual fuera el camino a seguir, ya ni importaba si deberíamos seguir recto, hacia la derecha o a la izquierda. Al lado contrario de aquella jauría. 
Tomamos el sendero de la izquierda, mientras los gritos se iban perdiendo por la derecha.


Tenemos aquí otra vista de esas dos puntitas que ahora parecen gemelas, La Rasa y la Junciana, con el Grajal de Abajo a la izquierda. Si nos tiramos a la derecha, caeríamos en la Liébana, si nos tiramos a la izquierda, rodaríamos por el casetón de Ándara hacia el Jitu Escarandi.
Esas dos puntas "gemelas" son identificables de esta manera, prácticamente desde cualquier punto de la Liébana y de la cordillera Cantábrica.

Silla Caballo Cimero-Silla Caballo Bajero

La encontramos, esta es la falsa canal por la que subimos aquel día. Lo que desde aquí podría parecer una canal, deja de serlo y se convierte en una pared casi vertical, un poco más abajo. Está tapiada, con unas grandes piedras que cierran el camino para evitar que el ganado se despeñe al intentar bajar por ahí. El cómo acabamos nosotros trepando por ella, es algo qué no vale la pena ni plantearse. Ocurrió, y lo hicimos. En la montaña, como en la vida, se comenten errores. Lo importante es sobreponerse y buscar una salida. Es lo que hicimos, con más miedo que dificultad, pero lo hicimos y al llegar arriba, salimos de allí tan rápido como pudimos. Hoy era el momento, la oportunidad de saber exactamente por donde salimos, no importa el cómo, y de dirigir nuestros pasos, ya por el camino seguro, hasta ese otro punto en el que íbamos bien y nos desviamos. Dar certeramente esos pasos que por la razón que fuera, no dimos la otra vez. Y subir al Pico del Grajal. Después del encuentro con la jauría y de toda la gente que vemos por el Jierru y Lechugales, ese es ya, sin ninguna duda, nuestro punto final: el Grajal de Arriba.

Morra de Lechugales y Pica del Jierru desde el Grajal de Arriba

Como hormiguitas, o como ovejas despavoridas, así vamos viendo y contando más de diez, más de veinte, personas sobre el Jierru, o bajando por sus laderas, o camino de Lechugales. Unas en silencio, otras dando voces. Hay dos clases, los que van haciendo camino, disfrutando, y los que van a todo correr de un lado a otro, conquistando trofeos, haciendo muescas, colgando el selfie de "yo estuve aqui" y como yo digo "pero nada vi con las prisas de subir..."

Silla Caballo 

por algo lo llaman silla, es lo que parece, una silla de montar a caballo

Valdominguero

lago de Ándara con vistas al mar

Ya solo queda volver sobre nuestros pasos, deshacer el camino andado, sin prisas, sin agobios, hay camino, siempre habrá un sendero nuevo que recorrer....


Las cabras han cambiado de sitio, siempre lo hacen, por la mañana estaban en la Rasa, por la tarde bajan...las encontraremos por el camino


Están bajando por el mismo lado que nosotros, van por el sendero del Castillo de Grajal, normalmente no dan problemas, te miran, comprueban que no eres una amenaza para ellas y cada cual a lo suyo.
Aunque esta vez algo es diferente...también a ellas les afecta el cambio. Durante el confinamiento por la pandemia, entre marzo y junio, ningún ser humano pasaba por allí, vivían en paz, libres y a su aire. Ahora no solo ha vuelto la gente, son más, somos más... una invasión de su espacio en toda regla.
Dos machos están peleando, seguramente por una hembra, o por el liderazgo del grupo. Los encontramos más abajo, en medio del camino. Nunca me han causado problemas, espero el momento, se apartan y continúo mi camino. Pero esta vez algo pasa con uno de los machos, recela y se vuelve hacia mi en actitud amenazante...es el momento de hacerle frente, echar a correr no hubiera traído buenas consecuencias para mi. Con el apoyo de otro grupo que bajaba en ese momento, palo en mano,  le "plantamos cara" y se retira. Una anécdota más...me extrañó, pero lo entiendo.
Demasiada gente, como podré volver a comprobar en sucesivas salidas...

Todo está cambiando

mapa con alguno de los lugares que se nombra










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